22 AGOSTO 1862 – 25 MARZO 1918
ACHILLE-CLAUDE DEBUSSY
Achille-Claude
Debussy nació en Saint-Germain-en-Laye (Francia) un 22 de agosto de 1862, y
falleció en París el 25 de marzo de 1918.
Compositor
francés. Iniciador y máximo representante del llamado impresionismo musical,
sus innovaciones armónicas abrieron el camino a las nuevas tendencias musicales
del siglo XX.
Ya
en su niñez había iniciado el estudio del plano en su hogar; sin embargo, no
pensaba entonces en la carrera musical. Fue una antigua discípula de Chopin, la
señora Manté de Fleurville, quien intuyó la vocación del muchacho e indujo a
sus familiares a cultivarla. De esta forma, Debussy ingresó en 1873 en el
Conservatorio de París; allí tuvo por maestros, entre otros, a Lavignac, a
Marmontel y, en composición, a Ernest Guiraud.
Grato
paréntesis en sus estudios fue, en el verano de 1880, su empleo de acompañante
como pianista de cámara y profesor de piano de los hijos de una rica dama rusa,
Nadesda von Meck, protectora de Chaikovski y fanática de su música, en sus
viajes a través de la Francia meridional, Suiza e Italia. Esto le permitió conocer
a Wagner. Debussy vio renovado el empleo en los veranos siguientes,
posiblemente hasta 1884, y entonces visitó Moscú, donde pudo establecer cierto
contacto con la música del "grupo de los Cinco".
Suite
Bergamasque - Clair de Lune
Pianist:
François-Joël Thiollier
Painting: "Starry Night Over the Rhone", Vincent van Gogh.
En
el Conservatorio había adquirido fama de músico revolucionario; sin embargo, en
1884 logró el "Prix de Rome" con la cantata El hijo pródigo, que
presenta al joven compositor aún envuelto en la amable sensualidad melódica
propia del gusto de Massenet, pero también capaz de esbozar un aria perfecta en
su género, como la de Lía. Los tres años pasados en Villa Médicis resultaron
enojosos para el joven Debussy, que no sentía inclinación alguna por el
clasicismo romano y con gran amargura echaba de menos París y su vida
intelectual, inquieta y moderna.
De
Roma se trajo la cantata La Demoiselle élue (1887-88, La damisela
bienaventurada), sobre un texto de D. G. Rossetti y de un gusto prerafaelista
muy propio de la época; todavía arrastrado por un sentimentalismo hijo del
siglo XIX, y musicalmente situado entre Massenet y Chaikovski, Debussy buscaba
a tientas la salida hacia una nueva concepción artística y cayó, como era
natural, en el wagnerismo. Más bien que de experiencias musicales (entre ellas
contaron singularmente las llevadas a cabo en Rusia y el descubrimiento del
canto gregoriano y de melodías exóticas africanas y javanesas, presentadas en
la Exposición Universal de París), la liberación le vino de literatos y
pintores: la amistad de poetas simbolistas y parnasianos, dominados por la
figura de Mallarmé, y el ejemplo de renovación de la pintura impresionista
fueron las fuerzas determinantes que impulsaron al compositor hacia un camino
artístico original.
"Arabesques,
L 66 - Arabesque #1 In E", de Dubravka Tomšič
Las
obras líricas para canto y piano son las composiciones que permiten seguir
mejor la evolución lógica del artista desde un formalismo melódico de gusto un
tanto aburguesado hasta la creación de una prosa poética intensamente
evocadora; así, Arietas olvidadas (1888), Cinco poemas de Baudelaire (1890),
Fêtes galantes (1892 y 1904), Prosas líricas (1893) y Tres canciones de Bilitis
(1898). De tal forma se forjó el nuevo lenguaje musical y dramático que le
permitió aportar una solución personal al problema de la ópera con Pelléas et
Mélisande, sobre texto de M. Maeterlinck y representada en la Opéra-Comique el
30 de abril de 1902 (su composición había durado diez años); el éxito fue muy
discutido y sólo con gran lentitud la ópera llegó a conquistar el puesto que le
correspondía en la historia de la música, como etapa básica en el desarrollo
del teatro musical.
En
una segunda etapa, alcanza el primer plano de la producción de Debussy la
música instrumental. De las posiciones de elegancia un tanto formalista propias
de los dos Arabesque (1888) y de la Suite bergamasque (1890), para piano, así
como del Cuarteto (1893) y del Preludio a la "Siesta de un fauno", de
1892, el compositor llegó, sobre todo en el ámbito pianístico, a la creación de
un impresionismo musical que llevó a las últimas consecuencias la disolución de
las formas clásicas realizada por el romanticismo y, al mismo tiempo, abrió las
puertas al futuro. Con ello se produjo el tránsito del momentáneo clasicismo de
Para el piano (1901) a la libertad impresionista de Estampas (1903), de L'isle
joyeuse (1904) y de las dos colecciones de Imágenes (1905 y 1907).
A
la engañosa facilidad de El rincón de los niños (1908), obra abierta a
sugerencias y temas de la vida actual, a pesar de su tema infantil, siguió, con
los dos tomos de los Preludios (1910 y 1913), el equilibrio definitivo de la
composición moderna para piano. La devolución a la música del sentido de la
precisión fónica, o sea la conversión de la pieza instrumental en un
consistente objeto sonoro donde se cobijan los eventuales valores expresivos
sin menoscabo de su solidez, permite considerar realmente a Debussy como el
iniciador de las tendencias musicales de la actualidad: en la estela de
Estampas se desarrolla el florecimiento de las modernas obras de piano, con
Ravel, Bartók, Schoenberg y Prokofiev.
Leonard Bernstein conducts Claude Debussy's Prelude to the Afternoon of
a Faun - extract from "The Unanswered Question", Boston Symphony
Orchestra
En
oposición a la perfección alcanzada en el lenguaje pianístico hay que
reconocer, posiblemente, una menor seguridad en la evolución comunicada por el
compositor al impresionismo orquestal, y ello a pesar del pomposo interés por
la fantasía en el timbre y por la sensualidad sonora manifestados en los poemas
sinfónicos; en realidad, ni El mar (1905) ni Imágenes (1909), para orquesta,
renuevan por completo la equilibrada concisión de los tres Nocturnos (1899).
Hacia
1910 cabe situar la aparición en el arte del músico de una nueva orientación
clasicista y arcaizante que tiende a reaccionar contra la dispersión impalpable
del impresionismo en el ambiente, manifestada en la restauración de una
necesidad de precisión fónica e incluso formal cada vez más consciente. En un
decidido salto por encima de los últimos siglos, Debussy buscó en el XVI y en
el XVII los orígenes culturales del arte y del gusto franceses; la Primera
Guerra Mundial acabaría de fortalecer en el músico un proceso ya iniciado de
enlace con las tradiciones de la civilización nacional.
Lucerne
Festival Orchestra
Claudio
Abbado - conductor
La Mer -
Trois esquisses symphoniques
En
el segundo cuaderno de las Fêtes galantes habían aparecido ya formas melódicas
arcaizantes; asimismo, algunos textos de antiguos poetas franceses pasan a
ocupar el lugar de los versos de los simbolistas y parnasianos predilectos en
Tres canciones de Francia (1904), Tres baladas de François Villon (1910) y Tres
canciones de Charles d'Orléans (1908), para coro polifónico y abiertamente
inspiradas en los modos de la antigua canción típica de Francia. La renacida
voluntad de clasicismo y de reconstitución formal se manifestó claramente en el
proyecto de seis Sonatas para varios instrumentos diversamente agrupados, idea
surgida en el curso de la Guerra Mundial y que el artista sólo pudo llevar a
cabo en su mitad, con la audaz Sonata para violoncelo y piano (1915), la Sonata
para flauta, arpa y viola (1915), y la Sonata para violín y piano, que ha
alcanzado gran popularidad.
Sin
embargo, el principal monumento de esta última fase del arte de Debussy, tan
abierta hacia las perspectivas artísticas del futuro, sigue siendo una obra
maestra todavía mal apreciada, la partitura de El martirio de San Sebastián
(1911), donde la elevación de los valores musicales aparece algo menoscabada
por el artificioso rebuscamiento del texto dannunziano y, sobre todo, por el
carácter híbrido del espectáculo escénico, ni ópera ni ballet, sino mescolanza
de recitación y canto destinada a la interpretación de Rubinstein.
La
existencia del compositor se desenvolvió en un plano retirado y careció de
acontecimientos sensacionales externos, salvo la dolorosa crisis sentimental
que indujo al artista a separarse de su esposa Rosalie Texier, compañera fiel y
valerosa de los años difíciles, para unirse a Emma Bardac Moyse (1905).
Raramente y con desgana se alejaba de París. En 1893 fue a Gante para pedir a
Maeterlinck que le permitiera poner música a su drama; el literato le dio su
asentimiento, si no su comprensión. En 1909 estuvo en Londres con motivo de la
presentación de Pelléas en aquel país.
Luego,
la fama creciente le obliga a estancias en Viena y Budapest (1910), Turín
(1911), Rusia (1913-14), Holanda y Roma (1914) para la dirección de sus propias
composiciones. No ocupó cargos ni buscó jamás puestos estables; careció de
discípulos y sí tuvo únicamente amigos, con quienes gustaba de hacer música,
conversar y discutir sobre arte y poesía. Actuó frecuentemente como colaborador
musical en diversas revistas, generalmente literarias, y reunió los principales
frutos de tal colaboración en el volumen Monsieur Croche, antidilettante
(1917). Operado en 1915 de un cáncer intestinal, no pudo recobrar ya la
plenitud de sus fuerzas físicas, y moría en 1918, amargado y conmovido
profundamente por los desastres de la Primera Guerra Mundial.
La Folle Journée de Varsovie 2013, Szalone Dni Muzyki w Warszawie, The
Grand Theatre in Warsaw, Poland, September 28
Symphony Orchestra of The Arthur Rubinstein Music School in Bydgoszcz,
Poland
Henryk
Wierzchoń – conductor
Fuente:
Biografías y vidas. Wikipedia. YouTube.
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